Las Mujeres y Las Buenas Nuevas

Sufragistas en La lucha del Derecho al Voto

A menudo nos preguntamos, ¿Qué tipo de influencia promueven Las Sagradas Escrituras ante el patriarcado? Y ¿Cuál es el rol que juegan ante el mismo? Desde el inicio de la fundación del mundo, y la creación del hombre podemos percatarnos de cuáles son los principios que Dios, nuestro creador ha fomentado ante estas interrogantes.

La creación: Este principio nos ilustra como el hombre y la mujer al ser creados por Dios se convierten en imagen y semejanza suya. Sin embargo, es importante acercarse ante este principio con la idea de que esta imagen no es una que alude al físico, sino que esta se atribuye al carácter de Dios y del ser humano. (Génesis 1:27-28). La creación del hombre como el primer ser humano creado en la tierra ha provocado una controversia con la que arduamente hemos luchado, justamente para erradicar lineas de pensamiento que se oponen al principio de La Creación. Dios en el Antiguo Testamento nos muestra sus valores llamando ha ambos seres creados; varón y hembra como iguales hechuras suyas.

Su amor: Dios se distingue como un ser que a pesar de ser visto como un rey ante las múltiples comunidades de la antigüedad este es uno que se aleja de la esencia de la jerarquía y el despotismo rampantes en aquella época.

En el Antiguo Testamento observamos mujeres impulsoras de cambios:

Deborah, conocida como Gobernadora de Israel, se levantó como madre del pueblo de Dios cuando este le dio la espalda y los dirigió a Jael, otra mujer quien sería la protagonista ante la liberación y el asesinato del rey Sisara quien había oprimido a su pueblo por 20 años. (Jueces 5:7)

Ester, nueva reina del Imperio Persa quien junto a Mardoqueo salvan a su pueblo judío del exilio y de la muerte decretada por su rey y su mano derecha Aman. (Ester 4:15-16)

En estas dos historias observamos como Dios redefinió el Poder ante las manos de mujeres quienes fueron pilares muy importantes en sus épocas. Estas mujeres dirigieron a sus pueblos a la lucha por su libertad y salvación.

Moviéndonos al Nuevo Testamento y el curso de Jesús por la tierra podremos observar muchas características cómo estás en sus acciones. De hecho, sabemos que las mujeres eran un tema sencillo en ese entonces, solo debíamos “obedecer, someternos y parir” como dijo uno de los mayores reformistas:

Dejen nos tener su hijo y hagan lo que puedan; si mueren: benditas sean porque seguramente morirán en la noble labor y de acuerdo a la voluntad de Dios… Han visto que débiles y enfermizas son las mujeres infértiles; aquellas bendecidas con muchos hijos son mas sanas, mas limpias y más felices. Pero si eventualmente se desgastan por tener hijos y se cansan y se mueren, eso no importa. Dejen que mueran pariendo, para eso están aquí.”
(Martín Lutero, Sobre la Vida Matrimonial, 1522)

Martin Lutero

Jesús ya era conocido como un hereje, por su continua lucha por los oprimidos. Vemos un Dios sanando a los enfermos excluidos por la sociedad, como los leprosos. (Mateo 8:1-4) lo que para los lideres de la sinagoga era nada más que magia o un montaje. No obstante, fueron incrementando los testigos ante los maravillosos hechos de Jesús. Pero, esto no se quedó ahí su Evangelio, sus buenas noticias alcanzaron a las mujeres. Con su transcurso Jesús rediseñó el castigo del pecado el cual se perpetuaba en un juicio colectivo lo que en ese entonces se pagaba con ser apedreado hasta tu muerte, y todo lo hizo a través de una mujer que adulteró contra las normas establecidas en un matrimonio. Jesús les escuchó y fue al suelo mientras escribía, los hombres ansiaban respuesta así que preguntaban, “¿Qué haremos con ella?” Más Jesús les respondió: “Si alguno de ustedes esta libre de pecados tire la primera piedra” ¿Increíble cierto? Ninguno de los acusadores podían declarar que no habían cometido delitos terrenales o espirituales así que les fue imposible juzgar a esta mujer de dichas acciones y esta fue librada de la muerte gracias al nuevo diseño de la fe que Jesús estaba implementando en la sociedad. (Juan 8:1-11)


Recuerdo mi primer acercamiento al texto de “La mujer del flujo de sangre”, estaba llena de resentimiento al ver como por cuestiones naturales la mujer era tratado como impura. Así fue como la historia de esta mujer tomó desarrollo, ya que Jesús y sus milagros eran conocidos en varias zonas, esta mujer con un flujo incalculable quien sufría de una exclusión eterna, (hacía 12 años de su condición) tomó valentía y coraje de salir, y ser parte de lo grandes milagros del tal Jesús. Así fue como optó por tocar el bordado de su manto o túnica y esta misma fue liberada, pues su fe la había sanado. Es importante conocer que al momento de cada mujer presenciar su periodo menstrual esta se catalogaba como impura y se le prohibía ser parte de la sociedad, para así evitar que dicha suciedad fuera esparcida en la comunidad. Esta mujer no solo le sanó de su condición sino que sanó una sociedad entera que sufría del prejuicio y la ignorancia de pensar que el flujo menstrual era una maldición capaz de contagiarse con el contacto. (Lucas 8:43-48)

Y, por último su crucifixión. Jesús había cumplido la voluntad de su Padre y había logrado los acontecimientos necesarios para salvar una sociedad enferma, opresora, y separada de Dios. Había llegado la hora de darse en sacrificio para que más nunca fuéramos apartados de El. Así que cambiando al mundo logró llegar hasta el madero donde fue crucificado por el pueblo, castigado y torturado por el imperio Romano, hasta que murió con un puñal en su costado. Fue entregado al Padre en sacrificio por la salvación de toda la humanidad. Así fue como las mujeres discípulas de Jesus, María Magdalena y la otra María llegaron hasta su sepulcro el tercer día para encontrarse con uno abierto. Estaban listas para prepararlo debidamente para su partida. Pero, Jesús no fue encontrado en su tumba. Llenas de miedo estas mujeres salen del sepulcro y vieron dos hombres junto al sepulcro, con vestiduras blancas relucientes, (otras versiones indican que era un hombre vestido de blanco sentado junto a la tumba) se entendía era un ángel quien (o quienes) al verlas en ese estado les indicó: “El no esta aquí, ha resucitado” (Marcos 16:7) Llenas de alegría fueron y llevaron el mensaje que se les había encomendado a todos los discípulos hasta la primera aparición de Jesús ya habiendo resucitado.

El primer testigo ocular fue María Magdalena, quién cumplió con anunciar las buenas nuevas del Señor. Además de milagros, Jesús redefinió los roles eclesiásticos de las mujeres con Maria Magdalena, quien fue discípula de Cristo, así conocidas como lideres ante la sociedad. A pesar de las mujeres no tener credibilidad Jesús había cumplido su promesa y estaba listo para morar eternamente junto a la diestra del Padre. En manos de mujeres dejó su último acto. Aunque fueron silenciadas poco después (pues luego no se supo mucho de estas discípulas) hoy les digo a ustedes chicas, que el Evangelio de Jesús también es buena noticia para todas nosotras. Vemos un Dios totalmente inclusivo, que nos ama de forma incalculable, a su imagen y semejanza y es el autor principal para que nuestras voces sean escuchadas.

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