La mitología griega, ha formado parte tanto de nuestra infancia, como de nuestra propia educación a lo largo de nuestra vida. Todos hemos escuchado alguna vez sobre estos maravillosos mitos y leyendas que nos abren nuevas alas hacia un mundo lleno de infinitas posibilidades e imaginación. Formando parte de nuestras civilizaciones más antiguas, la mitología griega inclusive ha sido pieza clave para dichas culturas y creencias. Dando sentido y respuestas a toda pregunta que se cuestionaban nuestros antepasados de la antigua Grecia. Sin embargo, más allá de las culturas, creencias o religiones, si hay un lenguaje universal que nos une a todos y que prevalece a través de los años y todas las civilizaciones, lo es el amor. Por ello he aquí una leyenda que hasta el día de hoy, es y seguirá siendo maravillosa. Al contrario de muchísimas historias mitológicas, que en ocasiones son largas y se tornan algo complicadas para entender, resumiré esta historia y al final me encantaría que me escriban en los comentarios, como les permitió reflexionar esta historia en torno a lo que nos enseña sobre el poder del amor. ¡Espero la disfruten tanto como yo!
Eros y Psique

Cuenta la leyenda que hace muchos años un rey tuvo tres hijas, las tres eran bellas. Sin embargo, la belleza de su hija menor era increíble. Destacaba sobre todas las demás como ninguna otra mujer lo había hecho antes, era preciosa. Tanto así, que venía gente de todas partes para apreciar su incalculable belleza. Su nombre era, Psique. Tan sobrehumana era su belleza, que la mismísima diosa de la belleza y el amor, Afrodita, sentía celos de ella. Ya que toda la atención de los hombres se dirigía a Psique, no a ella. Por tal razón, elaboró un plan malvado en contra de Psique. Para esto, usaría como cómplice a su hijo, Eros, a quien en la mitología romana se le conoce como Cupido. El plan de Afrodita consistía en que su hijo, Eros, debía lanzar una de sus flechas para que Psique se enamorase del hombre mas feo y horrible que pudiese existir.
Por otra parte, a Psique no le había favorecido en lo más mínimo tanta belleza. Debido a que los hombres la idolatraban de muchas maneras, pero ninguno tenía la valentía suficiente como para pedir su mano, ya que se sentían inferiores a ella. Convirtiéndose así, en una gran preocupación para su padre. Puesto que sus dos hermanas mayores, ya se habían casado. En aquel tiempo, el oráculo constituía un aspecto muy importante, ya que los dioses contestaban a las preguntas de los dirigentes a través de sacerdotes o ministros, para tomar buenas decisiones, en momentos importantes. Por esto, el padre de Psique decidió consultar al oráculo sobre el destino de su preciada hija menor. A lo cual el oráculo le dijo: “Psique se casará en la cumbre de una montaña con un monstruo proveniente de otro mundo”. Como en aquel tiempo, todos obedecían las predicciones del oráculo, el padre, triste procedió a llevar a su hija a la cima de la montaña más cercana del reino. Acto seguido, entre lágrimas la abandonaron.
Psique se encontraba sola, triste, con frío, y cuando estaba a nada de desfallecer en su soledad apareció Céfiro, el dios del viento, considerado como un dios bueno, fructificador y mensajero de la primavera. Al encontrarse con Psique, prácticamente dormida, decidió elevarla por los aires, llevándola a un lugar algo diferente.
Cuando Psique despertó, encontró en medio de un jardín y a su lado, un palacio muy lujoso y sumamente hermoso. Parecía un lugar mágico. Tal era su curiosidad, que entró en el palacio, y para su sorpresa sus sirvientes le revelaron que estaban allí para servirle y que el palacio era de ella. Luego de esto, el día fue transcurriendo de sorpresa en sorpresa. Pero al caer la noche, y en plena oscuridad apareció alguien a su lado. Por lo que Psique predijo que se trataba de aquel marido y horrible monstruo que el oráculo le había dicho. Para culminar la noche con otra sorpresa, aquel supuesto monstruo tenía una voz suave y amable. Hasta la hacía sentir cómoda. No obstante, Psique no le pudo ver la cara. Incluso, este le advirtió que si le llegaba a ver, le perdería para siempre.
Así fueron las cosas durante las semanas siguientes. Psique permanecía en el palacio durante el día, y por las noches en plena oscuridad se reunía con su marido. Así fueron felices, solo por un tiempo. Ya que en medio de la rutina, la curiosidad se apoderó de Psique, pues lo único que quería era ver a su marido. Para ello, creó un plan que llevaría a cabo en la noche. Mientras su marido dormía, encendió una lámpara y la acercó hacia el rostro de su amado. Todo para llevarse otra sorpresa, y esta vez, una muy impactante. Pues su esposo, el supuesto monstruo, no era nada parecido a lo que le habían dicho. Por el contrario, era un joven de gran belleza. Y tal fue su emoción por el descubrimiento, que le tembló la mano que sostenía la lámpara, dejando caer una gota de aceite hirviendo sobre su amado. Por lo cual este se despertó y cumpliendo con su amenaza, huyó en el acto, para no volver jamás.
Ahora bien, por si no se habían percatado, el esposo de Psique era Eros. Sí, Eros. Nunca llevó a cabo el malvado plan de su madre. Ya teniendo esto en cuenta, hablemos de lo ocurrido con Psique luego de la partida de su amado.
Tras quedarse sola en el palacio, Psique se dedicó a caminar por el mundo, buscándose la vida como podía. Pero los celos de Afrodita no cesaban ante tanta belleza. Así que decidió actuar ella misma, atrapándola y encerrándola en su propio palacio. Allí, Afrodita la atormentó de mil maneras, e incluso la hizo descender hasta el mismísimo infierno como mensajera para recoger un frasco. Que ante todo, no debía abrir bajo ninguna circunstancia. Pero como era de esperarse, una vez más la curiosidad pudo con Psique. Haciendo que esta abriera el frasco y quedara sumergida en un profundo sueño.
Mientras tanto, Eros era incapaz de olvidar a Psique, se había enamorado de ella. Tan pronto supo que estaba en dichas condiciones, no pudo soportarlo. Volando hasta el infierno, en busca que su querida doncella. Logrando despertarla de un flechazo, provocando que esta se enamorara de él para siempre. Acto seguido, la llevo hasta el olimpo y le pidió al todopoderoso Zeus que le permitiese casarse con ella, aunque fuera mortal. De esta forma, Zeus se compadeció de ambos y le otorgó la inmortalidad a Psique, permitiendo que estos se casaran. Después, el mismo Zeus apaciguó la cólera de Afrodita y la tranquilizó. Por último, al cabo de unos días se ordenó el casamiento de Eros y Psique, que duraría para siempre.

Escultura de Antonio Canova: Psique reanimada por el beso del amor