Muchas de nosotras estuvimos en un lugar en nuestras vidas en el cual estábamos cegadas por aquello que llamábamos amor. No fue hasta que logramos salir de ahí que nos dimos cuenta que en realidad aquello nunca fue amor, al menos no hacía aquella persona, si no una pequeña falta de amor propio, el cual nos hacía ser TONTAS Y TERCAS.
Tonta y terca
Niña linda, niña hermosa
Niña de gran elegancia
Niña glamurosa, mírame y
Escúchame con constancia.
Levanta tu cabeza y mírate en un espejo
¿Como es posible que tanta belleza esté llorando por puro pendejo?
Ay niña, niña feminista, niña masoquista. Siempre niña terca,
enamorada de todo el que se acerca.
¡Niña mía, fuiste herida!
¡Fuiste herida desde el punto de partida!
Y aún así sigues siendo tan tonta.
Sigues siendo la niña la cual ninguno de sus males afronta.
Cuentos, cuentos de amor y belleza, terminaron siendo cuentos baratos de dolor y tristeza,
y tú sigues esperanzada de volver a sentir a ese idiota besar tus labios con sutileza.
Ponle punto final a tus sentimientos.
Ponle punto final a lo que parecía una historia de cuentos.
¡Ay niña, abre tus ojos!
Abre tus ojos para que dejes de amar lo que no es tuyo
¡Abre tus ojos y eleva tu orgullo!
Una cosa más te digo, niña,
eres muy hermosa para ser tan tonta
eres muy hermosa para ser tan terca.
Alza la vista y a tu reflejo confronta.
Alza la vista antes de que se te nuble cuando lo tengas cerca.
Zoleil Pérez Solís/ 5 de enero de 2020